¿Cómo elegir psicólogo?
Esta es sin duda una de las preguntas que más me hacéis a través de las redes sociales, también es, desde luego, una de las preguntas que a mi entender dicen mucho del estado de la psicología actual en nuestro país, ya que esa misma cuestión es fruto de una sensación que experimentan muchos pacientes: parece que no todos funcionan. (Puedes consultar mi escrito ¿Tenemos buenos psicólogos en España?)
Voy a intentar clarificar estas preguntas basándome en lo que dice la investigación científica, la literatura académica sobre el tema y mi propia experiencia como profesional que ha ejercido de psicólogo en Marbella, Madrid o Granada durante más de 12 años y que se dedica a formar a psicólogos y psiquiatras en Universidades, Instituciones Privadas u Hospitales Universitarios desde hace 7 años. Vamos, que esto es un mix entre datos, teorías y mi opinión, qué, como los culos, todos tienen una. Así que no creo que debas considerar lo que pongo en sentido literal.
Si bien los motivos que hacen que un psicólogo funcione es algo multifactorial, voy a intentar explicar aquí algunos de los puntos que creo que son determinantes. Espero que te puedan ayudar a elegir un buen psicólogo para que hagas una correcta y efectiva psicoterapia (algo que creo que todo el mundo debería hacerse al menos, una vez en la vida).
Vamos, pues, con los que, para mí, son los puntos clave:
- Conectar bien con él.
- Empatía
- Que no se base excesivamente en técnicas y tareas
- Que tenga formación en diferentes tipos de psicoterapia
- Que se haya realizado una psicoterapia personal
1.- Conectar bien con él.
El factor clave para elegir un psicólogo no es su modelo de terapia (por mucho que algunos psicoterapeutas se empeñen en decir que el tipo de terapia que realizan es el mejor) ni tampoco su formación y experiencia, sino que experimentes una sensación de conexión con él. No te voy a engañar: La psicoterapia, para que sea eficaz, requiere mirar las partes que no nos gustan de uno mismo, que nos dan miedo y rechazamos, y en poder hablar de forma clara, sin tapujos de lo que nos ocurre, sea o no políticamente incorrecto, vergonzoso o “de mala persona”. Además, el proceso de terapia es muy bonito y liberador, en el que se ríe más de lo que la gente se cree, pero también muy doloroso y duro, como ocurre al hurgar en cualquier herida para limpiarla, en eso el dolor emocional y el físico se parecen bastante. Así que para que todos esos elementos que deben darse para que la terapia sea eficaz y que son un requisito indispensable: hace falta que hablar con tu psicólogo sea algo fácil, en lo que no te sientas juzgado por él y al que no te de miedo o vergüenza contarle ciertas cosas. Que mierda tenemos todos, y cada uno libra con su cruz a cuestas.
Así qué tu psicólogo ha de ser alguien con el que tienes “feeling”, conexión, vamos, no es algo que simplemente lo hace más fácil, sino que es el requisito indispensable y el mayor predictor de éxito de una psicoterapia. Esto puede parecer exagerado, pero unas de las investigaciones más importantes, apoyada por la institución de salud mental más importante del mundo, la American Psychological Association (APA), fueron los metaanálisis de Lambert de 1992 (Lambert, 1992) en los que se estudiaron todos los datos existentes para entender qué era lo que hacía que las intervenciones psicológicas funcionasen. Pues bien, en esas investigaciones se comprobó que la técnica sólo explica el 14% del cambio de un psicólogo, mientras que lo que se denominan “factores comunes en psicoterapia” explicaba entre el 36-40% del cambio del paciente. ¿en qué consisten estos factores? Pues en gran medida en lo que se da en todas las terapias (pararte a ver qué te pasa de vez en cuando, que alguien ajeno a tu vida te escuche…): la relación entre el terapeuta y el paciente.
Es decir, y resumiendo, que, que conectes con tu psicólogo es más importante que su formación y reputación y es lo que más deberías mirar a la hora de elegir uno u otro. Entiende que, conectar con alguien, no es algo que puedas forzar, es algo que simplemente se da o no se da. No intentes ser como esos niños de dos años que se empeñan en meter el puto cilindro en la ranura del triángulo, por que no va a salir bien. A la gente que me llama para pedirme terapia siempre les digo que puede que yo les encaje como divulgador o como escritor pero que no tengo por qué hacerlo una mierda como psicólogo, que prueben dos sesiones para ver si hay ese feeling y que, si no, no duden lo más mínimo en pirarse (no tengas miedo en cambiar de psicólogo varias veces hasta que alguien te encaje de verdad).
2.- Empatía
La empatía es otro factor que, en cierto modo, complementa y potencia el que he explicado anteriormente. Sentir que nuestro psicólogo nos entiende es un factor clave, sobre todo porque a veces vamos tan confusos a terapia que no nos entendemos ni nosotros. Pero no sólo debe entendernos porque “sabe mucho” y nos explica muchas teorías de lo que nos pasa (odio los putos psicólogos-wikipedia) sino que, sobre todo, parece entender cómo nos sentimos y estamos viviendo todo lo que nos ocurre. La empatía es otra de esas cosas que parece “bonita” pero no realmente importante, sin embargo, Norcross, en sus investigaciones, (hay varias, pero te recomiendo Nocross, 2006) ya demostró científicamente que el factor que más permitía predecir si una psicoterapia iba a funcionar bien era el nivel de empatía del psicólogo. Además de por sí sola, la empatía es un potenciador de esa “conexión” que he dicho antes, por lo que tiene un efecto directo e indirecto.
3.- Que no se base excesivamente en técnicas y tareas
Si bien estos dos aspectos son los más importantes para mi, creo firmemente que la psicoterapia no debe basarse en las técnicas, sino en la relación, una buena escucha activa y en que “te mueva a la acción de forma eficaz” (recuerda que la terapia es sólo el entrenamiento, el partido es tu día a día) y para ello debe ayudarte a encontrar soluciones a las dificultades que te aparecen al intentar aplicar lo que habláis en terapia. Además, las terapias que se basan excesivamente en “deberes para casa”, “registros y apuntar en papeles” y “la fuerza de voluntad” creo que no sólo son un coñazo, es que además están predestinadas al fracaso, porque uno puede esforzarse unos meses, pero no estar aplicando algo toda la vida y en todas las circunstancias. Eso me parece incompatible con la vida diaria y con vivir relajado, y es difícil que no se conviertan en otra cosa de la que “nos sentimos culpables por no hacer” o una obligación más que fomenta nuestro perfeccionismo. El cambio es algo, en lo que, si bien hay que esforzarse y comprometerse, tiene que salir de forma orgánica, natural y no a base de una pelea con nosotros mismos. Además, creo que la terapia debe ayudarte a enfrentar las situaciones que te generan malestar en la vida real, no en darte técnicas para “manejar” o “compensar” los síntomas, la psicoterapia, como digo siempre, no debe ser el sustituto de tomar decisiones difíciles pero necesarias y a confrontar los problemas de frente. Aclarar que con esto no estoy en contra de las técnicas, pero sí en que tengan el peso mayoritario de la terapia.
4.- Que tenga formación en diferentes tipos de psicoterapia
Respecto a su formación, creo que es extremadamente importante que se haya formado en diferentes tipos de psicoterapia (cognitivo-conductual, sistémica, psicoanálisis, humanista…) ya que si bien, en España el 90% de los psicólogos sólo conoce las conductistas o cognitivo-conductuales (dos caras de la misma moneda que se diferencian muy poco entre sí) esto no ocurre en los demás países del mundo, donde se forma a los terapeutas en diferentes modelos ya que la diversidad de teorías y enfoques enriquecen su perspectiva, sentido crítico y técnicas para abordar los problemas del paciente desde diferentes lugares. Como decía el gran psicoterapeuta Abraham Maslow “Si sólo tengo un martillo creeré que todos mis problemas son un clavo”.
5.- Que se haya realizado una psicoterapia personal
En formación no sólo me refiero a la teórica, sino también a la de ciertas experiencias personales y vitales que creo que permiten saber realmente lo que siente su paciente en psicoterapia y le sacan de saber abordarlo únicamente desde la teoría, de ahí que considere que todo psicólogo debe hacerse una terapia personal como paciente (esto es requisito en muchas asociaciones y países, por algo será) pues sólo así podrá tener una empatía completa. Así comprenderá de manera real lo duro que es desnudarse y contarle sus movidas a otra persona, y le ayudará a ser más cercano, humano y menos “sabelotodo” después de ser consciente de sus problemas personales. Si alguien va a determinar si tú estás bien o no, o si tu forma de vivir e interpretar las cosas es la adecuada, pues digo yo, que debería tener algún tipo de garantía de que él está bien y no lo hace sesgado por sus problemas personales.
Y esto es todo, espero que encuentres a alguien digno del honor que le haces al abrirte y confiar en él y que puedas vivir con un poco más de calma y satisfacción en tu vida. Buena suerte.